El juego no sólo es importante para el
niño y la niña; muchos adultos que logran integrar en forma creativa y lúdica
su mundo laboral y social, encuentran gran placer y satisfacción en sus
actividades, realizando un juego continuo que nunca deja de ser parte de su
personalidad. Muchos de los grandes científicos, artistas, creativos y
empresarios tienen en común su gran capacidad para la actividad lúdica
simbólica, último paso en la
evolución del juego, lo que les permite innovar, crear y representar situaciones hipotéticas que ensayan y transforman en realidades a partir de la lúdica.
evolución del juego, lo que les permite innovar, crear y representar situaciones hipotéticas que ensayan y transforman en realidades a partir de la lúdica.
En
ese sentido, el juego es una forma poderosa que tiene la actividad constructiva
del niño y la niña, pero adicionalmente es importante para la vida social.
Sigmund Freud, padre del Psicoanálisis, argumenta que el juego permite la
sublimación de contenidos inconscientes, depositarios principalmente de la
imposibilidad del cumplimiento de deseos sexuales, lo que conlleva un
reconocimiento del niño como ser sexual y sexuado, y del juego como la forma de
expresión de aquello que para la cultura es imposible.
Es decir, que a través
del juego se posibilita entre otras cosas, el acceso al inconsciente, y la
sublimación, como la forma de dar a esos impulsos y contenidos inconscientes,
un cauce de manifestación concientes, a través de los medios culturales con que
cuenta, en el que parte de sus elementos fundamentales son la creatividad y la
libertad, fundamentales para el desarrollo de la civilización.
El juego es una de las principales bases de
la civilización, un factor importante del mundo social
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